lunes, 29 de abril de 2019

Aplausos

Sempronio
Andreu Avellí Artís, Sempronio, relata en uno de sus libros, Quan Barcelona portava barret, las tarifas de la claque en algunos teatros. Antonio Gil y Corraliza, jefe de la claque del Liceo barcelonés, procedente del teatro Real de Madrid, tenía la siguiente tarifa. “Aplausos corrientes al final de cada acto, 125 pesetas. Por cada subida de telón, 20 pesetas. Por gritar: “Tú solo” al final del segundo acto, 125 pesetas. Por cada chist reclamando atención, 15 pesetas. Por un “admirable”, 20 pesetas… Y así sucesivamente”.



Cuenta Fernán Gómez que un mal cómico oía silbar cada día una perorata suya en una obra dramática. Una vez el pobre infeliz no pudo más y, cuando empezaron los silbidos, se adelantó a las candilejas y dijo:”Respetable público, si no dejan de silbar y no aplauden, lo repito. Recibió una gran ovación”.

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