viernes, 29 de julio de 2022

Guernica, una fortaleza defensiva

Los vascos figuraban entre las gentes más religiosas de España, muy apegadas a la Iglesia católica. Al poco tiempo de haber obtenido el País Vasco el Estatuto de autonomía, el alcalde de Guernica se declaró partidario de Franco. Inmediatamente fue encarcelado, lo cual constituyó una advertencia para lo demás simpatizantes de los nacionales que vivían por allí. La población de Guernica se sentía bien protegida por tres batallones de gudaris acuartelados en la villa. Guernica, a unos 35 km al este de Bilbao, era el centro espiritual de la provincia, con su histórica Casa de Juntas y el roble, símbolo de las multiseculares libertades vascas, el cual se halla dentro del recinto de la mencionada Casa de Juntas.


José Antonio de Aguirre

El alcalde José Labauría tuvo una desagradable sorpresa. Debía delegar su autoridad en el hombre que el Presidente, José Antonio de Aguirre, había enviado a Guernica, Francisco Lazcano. Lazcano estaba autorizado por el Presidente para discutir con el alcalde acerca de planes que habían sido secretos hasta aquel momento. Tales planes consistían en convertir Guernica en una fortaleza defensiva. Explicó que, cada calle y cada casa deberían ser enérgicamente defendidas. No habría rendición. Cada hora que se ganara sería una hora que tendría Bilbao para prepararse. Mientras se tuviera Bilbao, existía la posibilidad de llegar a una paz negociada con los nacionales de Franco.


Von Moreau y su bombardero, a pesar de su reputación de hombres seguros, habían dejado caer las bombas a centenares de metros de distancia del puente Rentería, de hecho muy cerca de la plaza de la Estación, en el centro de Guernica. Los soldados con los que se había contado para convertir a la ciudad en un Alcázar vasco se habían marchado. Mientras se producían los ataques aéreos, Rufino Unceta estuvo observando cuidadosamente el comportamiento de la aviación. Todos los aparatos volaban siguiendo una ruta que les mantenía alejados de la fábrica. Era evidente que Unceta, con su actitud calmosa, creía que posiblemente su lealtad hacia los nacionales no se había olvidado; que los pilotos habían recibido la orden de no bombardear su fábrica. Ni una sola bomba tocó el puente.El puente Rentería se hallaba intacto.A las siete y media, los HE-51 dieron una pasada final a toda la ciudad y regresaron a su base. Había terminado el ataque aéreo contra Guernica. Habían transcurrido casi tres horas desde que volara por vez primera sobre la ciudad Von Moreau. Los que aún vivían tendrían que luchar contra los incendios.Todas las casas grandes que flanqueaban la calzada a ambos lados del edificio de la Casa de Juntas estaban intactas, con excepción de algunas ventanas rotas. La propia Casa de Juntas estaba en perfecto estado, lo mismo que el sagrado roble que crecía en sus terrenos. El convento de Santa Clara, próximo al célebre roble, también se hallaba intacto. Los que habitaban aquellas casas, temiendo la venganza del pueblo, habían huido para esperar la llegada de los nacionales.


Fuente: El día en que murió Guernica de Gordon Thomas y Max Morgan-Witts


    


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