sábado, 30 de octubre de 2021

Cuando el hombre vuelve sus ojos sobre sí mismo va amueblando unos aposentos que ab origine estaban vacíos o casi vacíos

Ángel Cristóbal Montes

Ángel Cristóbal Montes, catedrático en la Universidad de Zaragoza, explica que “cuando el hombre se afana en el estudio, la comprensión y la explicación del mundo exterior, utilizando, eso sí, el instrumento más característico de su mundo interior, la inteligencia, el resultado podrá ser uno u otro y el grado de formulación y de conocimiento cambiante, pero siempre bajo una condición indeclinable, la observación e investigación humanas no añaden nada que de manera previa no se hallare en lo observado e investigado. En cambio, cuando el hombre vuelve sus ojos sobre sí mismo y se adentra en su jungla anímica, no es que nada de lo que encuentra estuviera ya allí, sino que es precisamente esa introspección la que va amueblando unos aposentos que ab origine estaban vacíos o casi vacíos. El contraste es patente. Ad extra, va aumentando conocimientos al descubrir fenómenos que ya estaban ahí y al progresar en la dilucidación de los enigmas y misterios; ad intra, el hombre va enriqueciendo su psique mediante aportaciones que antes no estaban en sitio alguno, o son de su propia y exclusiva responsabilidad e instauración”.

“Las tres edades de la vida” del artista italiano Giorgione

“Ese hombre desasistido en lo intelectual pertenece a un determinado grupo social (es prácticamente imposible que el hombre en absoluta soledad llegara a desarrollar su vida interior, aunque sólo fuera porque carecería de habla), y de ese grupo social recibe sus primeras improntas anímicas. Se le enseña un lenguaje y aprende a identificar, a nominar y a llamar a las cosas por su nombre. Segundo, recibe una educación, ya en el estricto ámbito familiar, ya en la más amplia esfera grupal, por cuyo través va penetrando en su interior psíquico todo un mundo de conocimientos, de saberes,de deberes morales y cívicos, de escala de valores y de representaciones intangibles que se instalan y permanecen en su memoria. Y tercero, junto con ese caudal y como emanación cuasimecánica del mismo, se pone en marcha en su interior un mecanismo de reflexión y pensamiento propio que le va a permitir intentar los vuelos espirituales más osados y atender a la creación de los mundos intelectuales más extraordinarios.”

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