martes, 28 de septiembre de 2021

Nada más conveniente para un empresario que ser regulado en su actividad

Friedrich A. Hayek

Friedrich A. Hayek, Premio Nobel de Economía en 1974, escribe que “es importante no confundir la oposición contra la planificación de esta clase con una dogmática actitud de laissez-faire. La argumentación liberal defiende el mejor uso posible de las fuerzas de la competencia como medio para coordinar los esfuerzos humanos, pero no es una argumentación a favor de dejar las cosas tal como están… No niega, antes bien, afirma que si la competencia ha de actuar con ventaja requiere una estructura legal cuidadosamente pensada… Tampoco niega que donde es imposible crear las condiciones necesarias para hacer eficaz la competencia tenemos que acudir a otros métodos en la guía de la actividad económica…. el uso eficaz de la competencia como principio de organización social excluye ciertos tipos de interferencia coercitiva en la vida económica, pero admite otros que a veces pueden ayudar muy considerablemente en su operación e incluso requiere ciertas formas de intervención oficial”.

Milton Friedman 

Nada más conveniente para un empresario que ser regulado en su actividad, pues esto liquida la potencial competencia que pueda surgir. De ahí que, lejos de promover la libre competencia, los grandes intereses económicos usualmente promueven la regulación estatal y apoyan coaliciones antiliberales. Adam Smith tenía esto muy claro en su libro La riqueza de las naciones, donde denunció los esfuerzos de mercaderes por obtener beneficios a expensas del resto a través de privilegios estatales que cerraban la competencia. No es el mercado libre, sino el Estado el gran aliado de los grandes intereses económicos. De ahí que los liberales siempre hayan sido pro libre mercado y no pro empresas, escribe Axel Kaiser. Dice Friedman, ganador del Premio Nobel de Economía de 1976 y una de las principales figuras y referentes del liberalismo,que la razón por la que se debe estar del lado de un sistema de libre empresa y ser contrario a los intereses particulares de las empresas, es que ésa es la única forma de mantener el poder disperso y evitar su concentración. De lo contrario la sociedad libre no puede sostenerse.

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