lunes, 28 de diciembre de 2020

La imperdonable pasividad de Giscard d’Estaing ante ETA


Leopoldo Calvo-Sotelo describe en sus memorias las relaciones de España con la Francia de Valéry Giscard d’Estaing: “La actitud hacia España era de enfrentamiento manchado por paternalismo e impertinencia, con alguna excepción amistosa. Si a los españoles nos costó trabajo aceptar el papel que nos corresponde en la comunidad internacional a finales del siglo XX, también a nuestros vecinos les costó trabajo ver en el pariente pobre del sur un interlocutor igual y una amenaza seria para su propio mercado interior”.



La "imperdonable pasividad” de Giscard d’Estaing ante ETA, como la califica José Miguel Ortí Bordás, demuestra que era “nada amigo de España”. Se negó a extraditar a las docenas de etarras refugiados en Francia, donde cobraban sus chantajes y disponían de campos de entrenamiento. Vetó el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea. Ambos asuntos avanzaron con su sucesor, el socialista François Mitterrand, escribe Fernandez Barbadillo.



Entre 2001 y 2004 presidió la convención que redactó el Tratado Constitucional europeo donde destacó en el preámbulo que Europa provenía de la herencia greco-cristiana y de la Ilustración, sin mencionar al cristianismo. Su obra fue rechazada en Francia.


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