martes, 20 de agosto de 2019

Las mismas personas que creyeron en los GAL fueron las que luego creyeron en la negociación con ETA

El ministro de Interior socialista José Barrionuevo y el secretario de Estado para la Seguridad Rafael Vera entran en la cárcel condenados por terrorismo de estado.
No tiene nada de sorprendente que las mismas personas que creyeron en los GAL para combatir a ETA fueran las que luego creyeron en la negociación con ETA. Porque el GAL y la negociación son en realidad las dos caras de una misma amoralidad. Porque el que cree en la guerra sucia es también el que cree en una sucia paz. No es lo mismo usar medios policiales para secuestrar, torturar y asesinar que usar medios judiciales y fiscales para absolver y excarcelar, pero la naturaleza de la corrupción es la misma.


Por desgracia, la cal viva que sacó Pablo Iglesias a colación en aquella sesión de investidura no evocaba un asunto de segregación fisiológica que fuera de mal gusto recordar. Se puede entender que en aquel momento, ante aquella intempestiva e inesperada rememoración del pasado reciente del PSOE, quienes no pertenecen a ese partido y que no simpatizan con los recursos retóricos del populismo guardaran un discreto silencio. Lo que es más difícil de entender es la actitud quijotesca de la derecha limpiando el honor mancillado del felipismo e increpando a Patxi López por no hacerlo con idénticos bríos y convicción. ¿Se puede saber qué hacía el PP rompiéndose la cara por el partido que se ha inventado el espantajo de la memoria histórica para lanzarlo contra él permanentemente e identificarlo con el franquismo, la represión y lo más reaccionario o, peor aún, para dotar al nacionalismo vasco del perfecto instrumento con el que ignorar a las víctimas del terrorismo? ¿Ha defendido alguna vez el PSOE al PP cuando desde las filas de Podemos o desde las nacionalistas se le ha negado su condición democrática?, pregunta el escritor Iñaki Ezkerra


Y añade Ezkerra que la gran pregunta que cabe hacerse es cómo teniendo esa mancha tan reciente en su currículum el PSOE se atrevió a sacarse de la manga el fantasma de la memoria histórica cuando recuperó el poder en 2004. Téngase en cuenta que no hablamos de algo que sucedió en la Guerra Civil ni durante la dictadura. Hablamos de un capítulo criminal que tuvo lugar en democracia. No es preciso que la derecha española hable de cal viva en el Congreso de los Diputados. No necesita hacerlo. Pero tampoco necesita ponerse a rescatar a un PSOE populista de un populismo aún más agresivo como el de Podemos.

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