sábado, 26 de noviembre de 2022

Los mongoles intentaron responder a las necesidades de un mercado universal

Desde los tiempos de Genghis Khan, los mongoles se habían dado cuenta de que muchos artículos que se consideraban triviales y básicos en un lugar resultaban exóticos y potencialmente comercializables en otro. Las últimas décadas del siglo XIII fueron un período de búsqueda casi frenética de nuevos artículos susceptibles de ser comercializados en cualquier punto de la red mercantil mongola en constante expansión, o de productos ya conocidos que pudieran ser comercializados de una manera distinta. Debió de dar la impresión de que cualquier producto, desde los tintes, el papel o las drogas, hasta los pistachos, los petardos o los venenos, tenía un posible comprador, y los funcionarios mongoles estaban decididos a descubrir quién era ese comprador y dónde se encontraba. Al intentar responder a las necesidades de un mercado universal, los talleres mongoles de China acabaron produciendo no sólo las labores chinas tradicionales de porcelana y seda destinadas al mercado mundial, sino también añadiendo nuevos productos con destino a mercados especializados, como por ejemplo imágenes de la Virgen con el Niño Jesús talladas en marfil, que eran exportadas a Europa. El fomento del comercio por los mongoles trajo consigo la introducción de una gran variedad de tejidos nuevos, pues impulsó la salida al exterior de los productos locales y la búsqueda de un mercado internacional para ellos. Incluso los productos más triviales podían generar sustanciosos beneficios, y así el nuevo comercio provocó una rápida difusión de las cartas de juego, pues mercaderes y soldados encontraron en aquellos objetos ligeros y fáciles de transportar un nuevo entretenimiento y pasatiempo divertido, escribe Jack McIver Weatherford. 
Los mongoles hicieron de la cultura un bien portátil. El intercambio de productos no era suficiente, pues para utilizar muchos de ellos era preciso además trasladar sistemas enteros de conocimientos. Cualquier forma de conocimiento llevaba consigo nuevas posibilidades de comercialización.

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