martes, 1 de febrero de 2022

El objetivo consiste en la destrucción sexual del hombre y la mujer como productos de la heterosexualidad

La familia pasa a ser considerada como la principal institución social que reproduce la “estructura patriarcal”, y todas las municiones feministas se destinan fundamentalmente contra ella y el matrimonio. “La institución principal del patriarcado es la familia”, anota Millet. El objetivo marxista es la abolición de la familia. El fin expreso de todo esto es la destrucción de la familia, dado que ésta sería “la fuente de la represión psicológica, económica y política”. La tercera ola del feminismo hace de las relaciones de pareja un ámbito de lucha y odio permanente.El hombre se ha convertido en el blanco del desprecio absoluto, y el simple hecho de concebir una relación amorosa con él, equivale al hecho de “dormir con el enemigo”.


El modo de relación sexual que las feministas más desprecian y que con mayor ahínco pretenden destruir es la heterosexualidad. “El agente de opresión es la definición cultural y política de la sexualidad humana como heterosexual. La institución de la familia y el matrimonio, y los sistemas de protección legal y cultural que refuerzan la heterosexualidad, son las bases de la opresión política de la mujer”, sentencia Eisenstein. La verdad es que no queda nada claro por qué la heterosexualidad resulta opresiva para la mujer; lo que ha de deducirse, en todo caso, es que al ser la heterosexualidad la base y la génesis de la unidad familiar, aquélla debe ser destruida como manera indirecta de destruir esta última, y como manera indirecta, a su vez, de derrumbar uno de los pilares del orden capitalista.


Wittig representa un feminismo cuyo objeto es destruir a la mujer, tal como ella misma lo reconoce de forma explícita. “Nuestra supervivencia exige que nos dediquemos con todas nuestras fuerzas a destruir esa clase, las mujeres, con la cual los hombres se apropian de las mujeres. Y esto sólo puede lograrse por medio de la destrucción de la heterosexualidad como un sistema social basado en la opresión de las mujeres por los hombres”. Su novela cuerpo lesbiano es un ejemplo de subversión del lenguaje, y de estas propuestas se derivan prácticas como las que actualmente vemos incluso en textos pretendidamente académicos que se enseñan en universidades de todo el mundo, de escribir eliminando el género, modificando la letra “a”, la “e” y la “o” por la letra “x”.

Butler procura “facilitar una concurrencia política del feminismo, de los puntos de vista gay y lésbico sobre el género” y las demás “modalidades” sexuales; en otras palabras, estirar tanto el concepto de género como para que en él quepan formas y gustos sexuales de lo más extrañas. Hegemonía, en otras palabras.El objetivo consiste en la destrucción sexual del hombre y la mujer como productos de la heterosexualidad, la cual es, curiosamente, la forma de vinculación sexual que permite la conservación de nuestra especie. ¿No es verdaderamente autodestructiva no ya del sujeto, sino de la humanidad como tal, la propuesta teórica del feminismo “queer”?



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