martes, 26 de noviembre de 2019

Saramago


Los abuelos y la madre de Saramago eran analfabetos, pero valoraban enormemente el arte de narrar historias. Saramago amaba e idealizaba a su abuelo y su sabiduría. Recordaba especialmente cómo “le explicaba historias de escaramuzas y aventuras mientras yacían bajo la higuera y las estrellas se aparecían entre las ramas” (Saramago, 2007). Saramago escribió durante mucho tiempo antes de llegar a adquirir su estilo y voz única, que florecieron cuando redescubrió su identificación con las narraciones de su abuelo. En un momento determinado de su vida, Saramago empezó a escribir de la misma forma en que hablaba su abuelo, sin las restricciones de la puntuación tradicional, con la libertad de frases aventuradas que podían llegar a extenderse durante páginas.

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