sábado, 16 de noviembre de 2019

¿Por que no podía parar la guerra el estado nacionalsocialista?



Por grandes que fueran el botín de guerra y los territorios conquistados, los resultados económicos siempre quedaban por debajo de las esperanzas. Por eso es por lo que el Estado nacionalsocialista no podía contentarse con mantener y consolidar internamente sus conquistas durante la Segunda Guerra Mundial. Una política financiera que funcionaba según el procedimiento fraudulento de la “bola de nieve”, hizo a los políticos nacionalsocialistas estructuralmente incapaces de buscar un acuerdo de paz. Tenían que seguir impulsando la expansión, ya que la mínima interrupción habría significado el fin inmediato de su régimen. No podían permitirse una pausa, ni siquiera en el caso de una victoria. Tal victoria habría obligado a la nación alemana a responder por sí misma a las deudas acumuladas por la creación de empleo y el rearme, las obras públicas faraónicas y la expansión territorial, escribe el historiador alemán Götz Aly.


Teniendo en cuenta esas circunstancias políticas, la guerra no sólo era la vía más cómoda, sino que era la única dirección en que podía encaminarse el gobierno alemán. Después de que Churchill hubiera bloqueado el proyecto de Reich colonial en África central, no quedaba otra opción que la agresión contra la Unión Soviética. Unos días antes del comienzo de aquella campaña de pillaje, Goebbels anotó, a propósito de la relación entre el pueblo, los crímenes y los dirigentes: “El Führer ha dicho que tenemos que vencer, sea justo o no. Es el único medio, y es justo, moral y necesario. Y cuando hayamos vencido, nadie nos pedirá cuentas. Hemos ido tan lejos que estamos obligados a vencer, ya que en caso contrario nuestro pueblo, y nosotros a su cabeza, desapareceríamos, con todo lo que nos es tan preciado. Así pues, ¡Adelante!”. Desde el invierno de 1941-1942, cuenta, Götz Aly, los responsables políticos consiguieron dar a la mayoría de los Volksgenossen la sensación de que todos los puentes estaban cortados. Cualquiera que fuera su posición sobre tal o cual medida, juzgaban cada vez más imposible deshacer el camino andado. Esto explica que tantas personas prefirieran en 1944-1945 el naufragio voluntario activo a la capitulación.

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