sábado, 8 de abril de 2023

Sin la esperanza del domingo, tal vez nos veríamos abocados al suicidio

La muerte de Cristo el viernes, con la noche que se cierne sobre la Tierra, el velo del templo rasgado; y luego la incertidumbre que ha debido de ser, para los creyentes, algo tremendo. La incertidumbre del sábado en el que no sucede nada, en el que nada se mueve; y luego la resurrección del domingo. Es un esquema de una fuerza sugestiva ilimitada. Vivimos la catástrofe, la tortura, la angustia, luego esperamos, y para muchos el sábado no acabará nunca….Ese sábado de lo desconocido, de la espera sin garantías, es el sábado de nuestra historia. En ese sábado hay una mecánica a la vez de desesperación, Cristo asesinado cruelmente, amortajado, y de esperanza. La desesperación y la esperanza son dos caras de la misma moneda de la condición humana. Nos cuesta mucho imaginar el domingo, salvo (lo que es muy importante) en el ámbito de la vida privada. Los que tienen la alegría del amor han conocido esos domingos, ciertos momentos de epifanía, de transfiguración total…….Sin la esperanza del domingo, tal vez nos veríamos abocados al suicidio. Y el suicidio es algo totalmente lógico. Hay hombres y mujeres que han preferido el suicidio a la corrupción, a la traición de sus sueños, de sus utopías políticas. Es bien sabido que hay grandes artistas y grandes pensadores que han preferido dejar una vida que consideraban sucia, impura, corrupta. En el contingente destacado en Argelia, había jóvenes militares franceses a los que les metían en un cuarto con un prisionero árabe al que había que torturar y les decían: “Si no le toca, no le pasará nada. Nada, no podremos reprocharle nada. Decida usted. Ahora bien, sabemos que hay bombas en el pueblo; y si explotan no sólo matarán a nuestros camaradas, también matarán a los habitantes del pueblo. Usted verá lo que hace…”. Pues bien, unos cuantos (es otro tema tabú, pero está bien documentado) se suicidaron. Ojalá hubiera tenido el valor de hacer lo mismo, porque es la única solución válida para “ser humano” en esa situación. Los que eligen el suicidio son los que dicen: No habrá ningún domingo. No lo habrá para nosotros, ni para nuestra sociedad.
Un largo sábado  escrito por George Steiner
  

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