jueves, 20 de abril de 2023

Adiós para siempre. Besos, besos

Todos tenían un nombre. El muchacho que imaginaba que veía trigo en los campos era Józef Sobolewski. Murió de hambre, lo mismo que su madre y cinco de sus hermanos y hermanas, en la Ucrania famélica de 1933. El hermano que sobrevivió fue ejecutado en 1937, durante el Gran Terror de Stalin. Sólo quedó su hermana, Hanna, para recordarles a él y a sus esperanzas. Stanislaw Wyganowski era el joven que cuando arrestaron a su esposa, Maria, adivinó que se reuniría con ella bajo tierra. Los dos fueron ejecutados por el NKVD en Leningrado en 1937. El oficial polaco que escribió sobre su anillo de bodas era Adam Solski. El diario fue encontrado en su cadáver cuando desenterraron sus restos en Katyn, donde fue ejecutado en 1940….La niña rusa de once años que llevaba un diario en el Leningrado sitiado y hambriento de 1941 era Tania Savicheva. Una de sus hermanas escapó por la superficie helada del lago Ladoga; Tania y el resto de la familia murieron. La niña judía de once años que le escribió a su padre sobre las zanjas de la muerte en Bielorrusia en 1942 era Junita Vishniatskaia. Su madre, qué escribió con ella, se llamaba Zlata. Ambas fueron asesinadas. La última línea de la carta de Junita decía: “Adiós para siempre. Besos, besos”.

Los regímenes nazi y estalinista asesinaron a más de catorce millones de personas.Cuando Hitler traicionó a Stalin y ordenó la invasión de la Unión Soviética, los alemanes mataron de hambre a los prisioneros de guerra soviéticos y a los habitantes de Leningrado durante el sitio de la ciudad, y se llevaron las vidas de más de cuatro millones de personas. Los alemanes pasaron por las armas o gasearon a unos cinco millones cuatrocientos mil judíos.
Tierras de sangre de Timothy Snyder

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