sábado, 26 de junio de 2021

La elegancia que se esconde tras la complejidad de la vida


El líder del Proyecto Genoma Humano y del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos durante más de una década, Francis Collins, viniendo del ateísmo llegó a la fe cristiana maravillado por sus descubrimientos, hasta el punto de escribir el libro “Cómo habla Dios”. Su principal argumento es que el tránsito del ateísmo a la fe, llega precisamente de la mano de la razón y el progreso científico: “Ninguna hipótesis actual se acerca a explicar cómo en el espacio de apenas ciento cincuenta millones de años el ambiente prebiótico que había en la Tierra dio lugar a la vida”. Collins considera que la elegancia que se esconde tras la complejidad de la vida es primero causa de asombro y después de fe en Dios, la elegancia digital del ADN, los componentes de las cosas vivas, desde el ribosoma que traduce el ARN en proteína, a la metamorfosis de la oruga en mariposa, son elementos estéticamente sublimes. En su testimonio manifiesta que no es posible valerse de la ciencia para desbancar la creencia en Dios, y en particular de la teoría de la evolución o de los descubrimientos en genética, para refutar las religiones monoteístas o para fundamentar el ateísmo.

Francis Collins

Se atribuye a Werner Heisenberg,  padre de la física cuántica, que “el primer sorbo de un vaso de ciencia natural te hará ateo, pero, en el fondo del vaso, Dios te espera”. Albert Einstein decía que la fe sin ciencia es ciega, pero que la ciencia sin fe es coja. 



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