Marcelo Gullo, doctor en ciencia política por la Universidad del Salvador, magíster en relaciones internacionales por el Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales de la Universidad de Ginebra, graduado en estudios internacionales por la Escuela Diplomática de Madrid cuenta que “con la cristianización de los pueblos germanos allende al Rin, surge la Cristiandad Occidental o la Nueva Cristiandad, porque la Cristiandad vieja era la Cristiandad Oriental, pero es importante subrayar que Cristiandad era el sustantivo y occidental el adjetivo. Es sustancial remarcar que, con la mal llamada reforma protestante, porque en realidad fue una rebelión de los ricos, una rebelión de los nobles alemanes para quedarse con los bienes de la Iglesia, los pueblos que se pasan de bando se quedan con el adjetivo y pierden el sustantivo. Nace así lo que hoy el común de la gente llama Occidente, es decir la Cristiandad despojada de su sustancia que era la búsqueda del bien (el bien común) la verdad y la belleza.
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Juan Calvino |
Lutero va a predicar que el hombre se salva por la fe, olvidándose que la fe sin obras es una fe muerta. Y Calvino, que sistematiza el luteranismo, va a agregar que Cristo no ha venido a la tierra para salvar a todos los hombres sino a unos pocos. Y cuando en Ginebra sus acólitos le preguntan ¿cómo podemos saber quiénes son esos pocos? Calvino responde que la riqueza es un signo de predestinación. Casi de forma inconsciente el hombre protestante calvinista ya no buscará entonces hacer el bien a través de las obras sino que buscará enriquecerse sin importar el mal que pueda hacer. Es decir, se quedan con la idea de la Libertad, pero reniegan de la idea de Justicia. Ya no buscarán hacer el Bien en este mundo (el Bien Común), la Verdad y la Belleza, sino solo buscarán hacerse ricos. El hombre protestante buscará siempre la libertad como valor supremo, pero será una libertad sin justicia.
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