jueves, 14 de septiembre de 2023

Occidente seguirá entregándose a fantasías

Niall Ferguson

Niall Ferguson, que tiene la cátedra Laurence A. Tish de Historia en la Universidad de Harvard y la cátedra William Ziegler de Administración de negocios en la Harvard Business School cuenta que “la combustión ilimitada de combustibles fósiles probablemente producirá cambios en el clima de la Tierra, pero no sabemos exactamente cuáles serán o cuándo resultarán lo bastante perturbadores para generar una respuesta política significativa. Hasta entonces, Occidente seguirá entregándose a fantasías sobre energías “verdes”, y el resto del mundo seguirá quemando carbón tan rápido como pueda desenterrarlo, en lugar de hacer las cosas que realmente reducirían las emisiones de dióxido de carbono como construir centrales nucleares y de carbón limpio, reconvertir los vehículos para funcionar con gas natural e incrementar la eficiencia energética del hogar medio. Todas estas cosas que sabemos que no sabemos explican los extraordinarios altibajos en los precios de las materias primas……La energía verde es una “energía inasequible”. Y nos falta ambición para declarar la guerra a la enfermedad de Alzheimer, a pesar de que casi una tercera parte de los estadounidenses de 85 años padecen alguna forma de demencia.

En este momento nos hallamos en el reino de los rendimientos decrecientes (cuyos síntomas es el subempleo debido en parte a la automatización del trabajo no cualificado). Del mismo modo, los avances en la ciencia médica que podemos esperar como resultado del éxito en el mapeo del genoma humano probablemente se traducirán en nuevos aumentos de la esperanza de vida; pero, si no realizamos avances comparables en neurociencia (si logramos prolongar la vida del cuerpo, pero no la de la mente), las consecuencias económicas netas serán negativas, puesto que no haremos sino incrementar el número de ancianos dependientes.”

“Cansado de guerras de contrainsurgencia y consciente de la riqueza de combustible fósil hoy accesible por fractura hidráulica, y que en 2035 podría poner fin a su dependencia del petróleo de Oriente Próximo, Estados Unidos está poniendo fin rápidamente a sus cuatro décadas de hegemonía en esa región. Nadie sabe quién o qué llenará el vacío. ¿Un Irán nuclear? ¿Una Turquía neootomana? ¿Los islamistas árabes capitaneados por los Hermanos Musulmanes? Quienquiera que sea quien salga victorioso, es improbable que llegue allí sin derramamiento de sangre. Pidámosle a cualquiera que trabaje en el tenebroso mundo de la inteligencia que enumere las mayores amenazas que afrontamos, y probablemente incluirá el bioterrorismo, la guerra cibernética y la proliferación nuclear. Lo que tienen en común estas cosas, obviamente, es el modo en que la tecnología moderna puede potenciar a los individuos y grupos radicalizados. Seguramente no pasará mucho tiempo antes de que otra cosa que no sabemos que sabemos se haga evidente a quienes no son historiadores que es cuando los imperios se retiran, y no cuando avanzan, cuando la violencia alcanza su punto álgido.”

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