sábado, 6 de mayo de 2023

Al comenzar el siglo XVII se hunde el hombre aristotélico

El hombre natural y espontáneo es aristotélico, ya que fue Aristóteles quien elevó el realismo a su máxima racionalización. Al comenzar el siglo XVII, se hunde gracias a Galileo la credibilidad, la seguridad y el realismo de Aristóteles; surge la duda sobre la realidad y René Descartes, tras verse atenazado por la duda, la resuelve convirtiéndola en método.
El Estado lo crea todo, la política, la moral y la religión; la Iglesia le debe estar completamente subordinada. Confunde Thomas Hobbes al Estado con el gobierno y aun con la sociedad; confunde el derecho con la moral y con la fuerza del poder coactivo. A la vez que fundamenta al Estado absoluto, Hobbes introduce en el pensamiento moderno la idea de pacto y acentúa totalmente la idea de individualismo; en ese doble sentido es un primer antecedente de la doctrina liberal y su influjo en la época de la Ilustración fue muy considerable. Pero como sucede a otros precursores del liberalismo, de su doctrina pueden extraerse también claros antecedentes de totalitarismo.

                                             

David Hume piensa que la percepción moral corresponde más al sentimiento que al entendimiento, con lo que su moral se inclina al hedonismo. Prescinde de Dios pero tal vez se halla más cerca del deísmo que del ateísmo; le impresiona el orden del universo como huella de una creación y ordenación divina; y si bien no admite una demostración formal de la existencia de Dios tampoco acepta la demostración de su inexistencia. Su contribución más importante al pensamiento político es su teoría de la naturaleza humana, común a todos, en la que se funda una nueva concepción,plenamente secularizada, del llamado derecho natural o conjunto de obligaciones morales no basadas en la ley eterna de los escolásticos sino en la naturaleza del hombre.
Juan Altusio, en su Politica methodice digesta (1663) sintoniza con la posición antimonárquica de los hugonotes o calvinistas franceses; y funda el entramado político sobre el contrato y no sobre la religión. Considera la asociación de los hombres como un hecho natural, corroborado por un contrato político (de gobernante y pueblo) y un contrato social, de los individuos para la convivencia.


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