viernes, 21 de noviembre de 2025

Los rusos, afirman los ucranianos, han robado la historia de Ucrania


Tras siglos de expansión rusa territorial indiscriminada en la que llegaban insertos valores y saberes que cuestionaban sus ideas y su estatus, los rusos comenzaron a preguntarse por su identidad: “¿Quiénes somos?; ¿qué tipo de nación formamos?; ¿qué derecho tenemos a compararnos con las naciones occidentales?”. Y llegaron a una respuesta histórica: somos los herederos de la Rus de Kiev; nuestros padres son los descendientes de los príncipes de la Rus de Kiev; tenemos el derecho histórico a conquistar los pueblos del sur y el oeste de Moscovia, porque su tierra es el antiguo patrimonio de la Rus de Kiev. La respuesta tiene una doble cara porque, si los rusos eran verdaderamente los descendientes de aquellos moradores, ¿quiénes eran los ucranianos entonces?, ¿cuáles sus demandas? La reacción llegó en el XIX cuando “una nueva generación de historiadores y poetas nacionalistas ucranianos propugnaron una teoría que respondía a todas estas cuestiones. Los rusos, afirmaron, habían robado la historia de Ucrania. Rusia había mentido, había intentado privar a Ucrania del legado de la Rus, le había rebautizado como “la pequeña Rusia” y se había apropiado de la gloria de Kiev, la belleza de Santa Sofía, los mosaicos y los iconos. Pero ese robo aún podía revertirse”.
Inventada o no, Rusia había llegado primero a una respuesta, mientras Ucrania se enredaba en cuestiones existenciales. ¿Y Bielorrusia? “Siempre era fácil decir lo que los bielorrusos no eran, no eran polacos, ni rusos, ni ucranianos. Pero resultaba mucho más difícil definir lo que eran. Nunca habían sido independientes; pero, lo que era aún peor, hasta el siglo XX nunca habían intentado serlo, como sí habían hecho los ucranianos”.


Referencia: Entre Este y Oeste, el viaje de Anne Applebaum

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