jueves, 6 de noviembre de 2025

El descanso es una necesidad


Cuando estamos agotados, perdemos objetividad, reaccionamos mal, deformamos la realidad. El carácter se agría, crece el pesimismo, perdemos capacidad de aguante. Se multiplican los motivos de inquietud. Nos invade la tristeza. Todo cuesta. No es verdad entonces que todo va mal, que estoy rodeado de pesados, que me equivoqué en mi elección sentimental, que mis hijos son un desastre. Lo que pasa es que estoy agotado. Tengo las neuronas un poco quemadas. Quien está mal soy yo, no el mundo.
El síntoma burnout es cada vez más frecuente. Dicen los expertos que los signos de este “estar quemado” son el sentimiento de vacío, la sobrecarga y el agotamiento. Pasa como con los viejos cables que, sobrecargados, chisporrotean, huelen mal y pueden provocar un incendio.
El descanso es una necesidad; es una obligación, un deber que tenemos con nosotros mismos y con los demás. No podemos permitirnos el lujo de quemarnos. El buen descanso está abierto a la familia y a los amigos. No tiene sentido el descanso egoísta que aumenta la ansiedad.


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