Juan Pablo II al constatar que en el mundo era cada vez más grave y estaba más extendidas la falta de respeto hacia la mujer, hasta el punto de que se había llegado a considerarla un objeto de placer, de diversión, el Papa quiso restituirle su dignidad y reconocer el papel que desarrolla en la sociedad. Había trazado la imagen de la mujer, de ser mujer con una identidad propia, sin que por lo tanto deban calcar, simplemente, las funciones masculinas, y también con sus propios derechos y sus propia exigencias, que la sociedad debe garantizar y respetar.
Referencia: Una vida con Karol de Stanislao Dziwisz
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