domingo, 16 de noviembre de 2025

Los españoles no tenían dudas acerca de las razones de la presencia de España en el otro lado del Atlántico


Cuenta el historiador J. H. Elliott que “los funcionarios que gobernaron las Indias, como los españoles continuaron llamando a sus posesiones americanas, no tenían dudas acerca de las razones o de la justificación de la presencia de España en el otro lado del Atlántico. El Nuevo Mundo había sido encomendado por Dios al especial cuidado de los reyes de España para que sus habitantes paganos pudiesen ser llevados a la comprensión de la verdadera fe; y con la obligación vino también la recompensa en forma de oro y plata que estas tierras donadas por Dios producían en tan halagadoras cantidades. Como los designios de la Providencia eran tan inequívocamente claros, no podía plantearse la cuestión de que España tuviese que compartir sus obligaciones o sus riquezas con ninguna otra nación. Así pues, el Nuevo Mundo permaneció, al menos a los ojos castellanos, como exclusivo dominio de la corona de Castilla, aunque muchos otros estados europeos pudiesen discutir la validez de las bulas papales de donación de 1493.”

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