martes, 18 de noviembre de 2025

Amores de barro


Dice Javier Gomá sobre la tendencia de muchos escritores, a la que bautiza, con guiño irónico, como literatura maleducada, hay tanta gente que airea en público sus vergüenzas esperando que por alguna ignorada razón esa impúdica exhibición despierte nuestra curiosidad, tantos que exponen sin pudor sus inmundicias ante extraños. La crítica que Gomá endilga a estos escritores exhibicionistas, aduciendo la injusticia de que por muchos traumas que el desdichado haya padecido en su vida se atribuya el derecho a convertir su obra literaria en una terapia y obligue al público, que no le ha hecho ningún daño, a ser testigo mudo de ella.
Hay que aprender a ofrecer la intimidad a quien se ama. A mayor cercanía afectiva, más apertura de la intimidad. Resguardar lo íntimo a los extraños, curiosos, manoseadores y ladrones, a todo aquel que, sin el respeto que merece la persona, ofrece su intimidad a cualquiera (músculos, sensualidad descarada), tal vez porque en su pobreza o en su carencia de amor, quiere saltarse el trabajo precioso del mundo interior y llegar a la intimidad de modo urgente, pero superficial, amores de barro, escribe Iván López Casanova. 


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