miércoles, 19 de noviembre de 2025

Colinas como elefantes blancos


En 1927, Hemingway publica uno de sus relatos más impactantes, Colinas como elefantes blancos.Todo el relato constituye una conversación en la que un norteamericano intenta convencer a su novia de que aborte mientras esperan el tren para Madrid. El hombre le dice a su novia, Jig, que se opere, diciéndole que no es nada grave y argumentando que se trata de un asunto sencillo. Jig se pregunta qué pasará si se somete a la intervención; el hombre le asegura que solucionará todos sus problemas. No la obligará, pero cree que sería lo mejor. Jig dice que lo hará siempre que él siga queriéndola y se quede con ella después. Él le promete que la quiere profundamente; Jig se pregunta, mientras contempla el paisaje y las colinas que parecen elefantes blancos, si alguna vez podrán ser realmente felices tras ello. Los dos debaten largo y tendido y, finalmente, Jig le ruega que deje de hablar. Terminan sus cervezas y suben al tren.
Hemingway inmortalizó una conversación no sólo de aquella época, sino de todas las épocas, la de un hombre que intenta desesperadamente eludir su responsabilidad, tratando de persuadir a una mujer que ya es madre de que todavía no lo es, y prometiéndole que al quitarse de en medio al bebé podrán volver a ser felices y todo volverá a ser como antes. Esto es, por supuesto, mentira. No hay finales felices en las historias de aborto.


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