Stanley George Payne escribe que “la tragedia de la España republicana fue que había una guerra civil interna y latente en sus filas mientras combatía en la gran Guerra Civil contra los nacionales. Existían cuatro fuentes de disensiones internas: 1) la extrema izquierda revolucionaria, que al principio intentó concentrarse en la revolución social y económica más que en los esfuerzos militares; 2) los nacionalismos vasco y catalán, que normalmente intentaron sacar el mayor provecho posible de la situación, hasta el punto de intentar negociar en secreto con potencias extranjeras la separación y la división de España; 3) la Internacional y el PCE, que no quisieron imponer un régimen comunista, pero desearon dominar la República tanto como les fuera posible, estableciendo en 1937 y 1938 una pequeña hegemonía, con la colaboración de Negrín; y 4) la creciente oposición, aunque prácticamente oculta, de los elementos más o menos moderados. Al principio solo eran los republicanos de izquierdas, y ya en 1938 cada vez más socialistas, que preferían una paz negociada y comenzaron a oponerse radicalmente a Negrín y los comunistas…….Desde el mismo comienzo del gobierno de la República, los líderes de los partidos republicanos se equivocaron a la hora de evaluar el alcance de la oposición a sus proyectos y a su forma de gobernar.El principal error fue el de suponer que el país podía gobernarse en exclusiva desde la izquierda en un régimen parlamentario y que la oposición de la derecha se había debilitado radicalmente tras los citados cambios históricos. En el sistema político de la República, absolutamente fragmentado, cualquier proyecto político serio dependía de la formación de una alianza. Los líderes de la izquierda republicana siempre lo supieron, aunque no puede decirse lo mismo de los líderes de los movimientos revolucionarios, cuya postura respecto a las alianzas con la izquierda moderada se movía entre la negativa absoluta y la connivencia temporal y oportunista, con pocas excepciones.La unidad del Frente Popular resultó más perjudicial que beneficiosa, porque estaba basada en la aversión que todos los partidos participantes sentían hacia la derecha; sin embargo, aunque unidos, estos fueron incapaces de diseñar un programa común de gobierno”.
Julián Besteiro |
“De todos los grandes partidos socialistas europeos de la época, el PSOE era el más contradictorio y el más dividido. Solo una pequeña minoría moderada y democrática, la liderada por Julián Besteiro, mantenía ideas políticas coherentes y razonadas.Desde 1933, y dirigido por la mayoría liderada por Largo Caballero, el PSOE desarrolló políticas inflexibles y sin concesiones, pero de tal extremismo que resultaban tan impracticables como autodestructivas.”
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