El dióxido de carbono no es el principal gas de efecto invernadero. El principal gas de efecto invernadero es el vapor de agua. Pero los modelos climáticos actuales “no saben cómo manejar el vapor de agua y los diversos tipos de nubes. Es el elefante en el rincón de la habitación.” Myhrvold cita un artículo reciente que afirma que el dióxido de carbono puede tener poco que ver con el calentamiento reciente. En cambio, toda la contaminación con partículas pesadas que hemos generado en décadas anteriores parece haber enfriado la atmósfera velando el sol. Ese fue el enfriamiento global que llamó la atención de los científicos en los años setenta. La tendencia empezó a invertirse cuando empezamos a limpiar el aire. “Así que la mayor parte del calentamiento observado en las últimas décadas,dice Myhrvold, podría deberse en realidad a la buena administración.No solo el dióxido de carbono no es venenoso, sino que los cambios en los niveles de dióxido de carbono no reflejan necesariamente la actividad humana. Además, el dióxido de carbono atmosférico no necesariamente calienta la Tierra. La evidencia de los casquetes polares indica que en los últimos miles de años, los niveles de dióxido de carbono han aumentado después de que subieran las temperaturas, y no al revés.El estudio de Caldeira demostró que si se duplica la cantidad de dióxido de carbono manteniendo estables todas las demás entradas (agua, nutrientes, etc), se obtiene un aumento del 70 por ciento en el crecimiento de la planta, un beneficio obvio para la productividad agrícola. “Por eso la mayoría de los invernaderos hidropónicos comerciales refuerzan el dióxido de carbono, dice Myhrvold. Y lo normal es que funcionen a 1.400 partes por millón.»” “Hace veinte mil años, dice Caldeira, los niveles de dióxido de carbono eran más bajos, el nivel del mar era más bajo, y los árboles estaban casi en un estado de asfixia por falta de dióxido de carbono. No hay nada especial en el nivel actual de dióxido de carbono, ni en el nivel actual del mar, ni en las temperaturas actuales. Lo perjudicial son los cambios rápidos. En general, el aumento de dióxido de carbono es probablemente bueno para la biosfera; solo que está aumentando demasiado deprisa.”
En cuanto al futuro, en lugar de la catastrófica subida de nueve metros que algunos han pronosticado para el próximo siglo, Wood comenta que la literatura más autorizada sobre la cuestión sugiere una subida aproximada de 45 centímetros para 2100. Esto es mucho menos que la variación de las mareas que tiene lugar dos veces al día en casi todas las localidades costeras. “Por eso se hace un poco difícil, dice Wood, entender en qué consiste la crisis de la que hablan”.
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