CRUE Universidades Españolas, la asociación sin ánimo de lucro formada por 76 universidades españolas; 50 universidades públicas y 26 privadas presenta su informe sobre la situación de la Universidad en cifras 19-20. Se constata la habitual mayor tasa de empleo de “campos de estudio como informática, ingeniería, industria y construcción y salud y servicios sociales, superando claramente el 90% para sus graduados. La tasa de paro es aquí del 4,5% al 6%. Por el contrario, Artes y Humanidades y Educación y Ciencias presentan una tasa de empleo entre el 77%-83% y tasas de paro que superan con claridad el 10%”. Existe una fuerte preferencia por las enseñanzas de salud, potenciada por la masiva incorporación de los estudiantes de Bachillerato más brillantes,las mujeres. “Por ramas de enseñanza, ha crecido un 172% la matrícula de Ciencias de la Salud, que ha pasado de representar el 7% al 18% del SUE y se ha incrementado también un 9% la matrícula de Artes y Humanidades, a pesar de las dificultades de empleabilidad que presentan los egresados de esta última rama. En sentido contrario, las matrículas de la rama de Ingeniería y Arquitectura se han contraído un 21% y las de Ciencias un 19%, provocando que las enseñanzas STEM hayan pasado de representar el 33% al 24% del total de la matrícula de los cursos 1998 y 2020, respectivamente. Como sabemos, esta es la especialidad de estudios que ofrece más posibilidades de empleabilidad y que mejor retribuye a los egresados, al tiempo que el mercado laboral presenta una elevada demanda insatisfecha”.
En relación con esto, un párrafo significativo. El adjetivo figura en el mismo documento cuando da cuenta de que “campos con una elevada tasa de paro, como Educación, Artes y Humanidades y Ciencias, presentan crecimientos de demanda. Es todavía más significativo, si cabe, que el crecimiento de la demanda en estos campos se concentre en las universidades privadas, instituciones en las que los estudiantes deben atender pagos de precios de matrícula más elevados. Este comportamiento revela que las universidades españolas privadas se guían por las preferencias de sus clientes (los estudiantes) y dirigen su oferta hacia ellos e independientemente de las señales de empleabilidad que emite el mercado laboral. Este comportamiento cuestiona, al menos en estos ámbitos, la mejor adaptación de la oferta de las universidades privadas a las necesidades del mercado laboral”.
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