Confesión en la iglesia católica de San Juan de Lahore |
En Pakistán, viven cinco millones de cristianos,el 1,9 % de la población. El general Zia-ul Haq, que gobernó de 1980 a 1986, se alineó con los musulmanes extremistas e introdujo las leyes contra la blasfemia, lo que permitió que arraigara la persecución de los cristianos en Pakistán; la mera acusación a un creyente de calumniar al profeta Mahoma conlleva penas de cárcel automáticas.Los gobiernos posteriores de Pakistán han intentado suavizar la normativa, pero la cultura ha seguido islamizándose;se calcula que los mulás extremistas islámicos, controlan más del 20 % de la población con su ideología violenta.
Niñas rezando |
En Pakistán existe una epidemia silenciosa de secuestros, matrimonios forzados y conversiones forzosas de niñas y mujeres cristianas. Niñas cristianas de apenas 12 años, principalmente de familias pobres, son secuestradas, casadas a la fuerza, agredidas sexualmente y obligadas a convertirse al islam so pena de muerte. También se ha seducido a niñas cristianas para convertirlas al islam. Muchas familias no vuelven a ver a sus hijas, ya que las autoridades rara vez llevan a los autores ante la justicia. Si el caso llega a los tribunales, las niñas pueden verse obligadas a declarar que se convirtieron voluntariamente. Esto supone una enorme carga emocional para las familias, que temen constantemente las represalias de los agresores y de quienes les apoyan. Para las víctimas que se recuperan, la vergüenza del secuestro y la violación ensombrece enormemente sus vidas dentro de la cultura de Pakistán, basada en el honor. Las mujeres y niñas cristianas corren peligro de sufrir violencia sexual en el lugar de trabajo y en las escuelas. Muchas son criadas o limpiadoras, y son objeto de explotación sexual. Las mujeres que trabajan en condiciones de servidumbre, como en las fábricas de ladrillos, también pueden estar expuestas a la violencia sexual.
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