En el 2004, el gobierno de Brasil lanzó el ProUni (Programa Universidad para Todos), un amplio sistema de oferta de becas para estudiantes de bajos ingresos en instituciones universitarias privadas con o sin fines de lucro. Fueron ofrecidas tres millones de becas durante sus trece años de funcionamiento. Se trata de un programa de vales para educación. Uno de los más grandes y exitosos a nivel mundial. Los alumnos tienen total libertad para elegir su curso y universidad, y el financiamiento del gobierno se produce vía deducciones fiscales para las instituciones. Este programa contribuyó a romper un viejo mito que históricamente apoya la defensa de la enseñanza pública en Brasil según el cual los alumnos más pobres no aprenden debido a su condición social. Para esta tesis, no sería la mala calidad ni la burocracia pública ni el corporativismo lo que determinaría los malos resultados de la enseñanza pública. Sería la condición social de los alumnos. La pobreza, en síntesis. El ProUni rompió esta lógica. Una extensa investigación demostró que los alumnos becados por el ProUni alcanzan resultados levemente superiores al promedio de los alumnos de universidades federales.
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