jueves, 23 de octubre de 2025

La solución final de la cuestión judía puso en tela de juicio la tradicional idea del progreso moral de la humanidad


La denominada por los nazis “Solución Final” de la “cuestión judía” puso en tela de juicio la tradicional idea del progreso moral de la humanidad. El dilema de si olvidar o no fue enfrentado por Chaim Herzog en 1987, cuando se convirtió en el primer presidente de Israel que visitaba Alemania tras la creación del Estado de Israel. En el transcurso del viaje, visitó el campo de concentración de Bergen-Belsen, que él había conocido cuando servía como oficial del ejército británico en 1945. Enfrentado al horror del recuerdo de aquel campo, afirmó: “No traigo el perdón conmigo, ni tampoco el olvido. Los únicos que pueden perdonar están muertos, los vivos no tienen derecho a olvidar”.
El filósofo Theodor Adorno criticó a sus compatriotas por no aceptar la responsabilidad de los crímenes nazis, por su fracaso en “hacer frente al pasado”. Acusaba a los alemanes de negar la responsabilidad por el nazismo y de esconder los horrores del Tercer Reich mediante “circunloquios eufemísticos”. A Theodor Adorno, el mundo después de Auschwitz le resultaba incomprensible; ese mundo solo podía negarse, optando por la vía del no pensar o, utilizando su terminología, la dialéctica negativa. “Nada de poesía después de Auschwitz”. En la primera visita que realizó Hannah Arendt a Alemania tras la Segunda Guerra Mundial, expresó también su asombro ante la actitud de la población. Los alemanes parecían colmados de autocompasión, preocupados por su destino más inmediato, lo que impedía que se enfrentasen a su responsabilidad por lo sucedido. Para el alemán corriente, señaló Arendt, la guerra no era una consecuencia del nazismo, sino una expresión de la naturaleza humana, y los juicios de Núremberg ayudaron a esa perspectiva victimista; ocho millones de alemanes se habían afiliado al Partido Nacionalsocialista y ante tales cifras los aliados se vieron obligados a renunciar al concepto de “responsabilidad colectiva”. Los juicios se hicieron contra los jerarcas nazis, para condenar a “aquellos principalmente responsables”, abriendo las puertas a la exculpación masiva y permitiendo a la mayoría de alemanes percibirse como “víctimas de Hitler”.


Referencia:XX un siglo tempestuoso (Álvaro Lozano Cutanda)




No hay comentarios:

Publicar un comentario