El filósofo Theodor Adorno criticó a sus compatriotas por no aceptar la responsabilidad de los crímenes nazis, por su fracaso en “hacer frente al pasado”. Acusaba a los alemanes de negar la responsabilidad por el nazismo y de esconder los horrores del Tercer Reich mediante “circunloquios eufemísticos”. A Theodor Adorno, el mundo después de Auschwitz le resultaba incomprensible; ese mundo solo podía negarse, optando por la vía del no pensar o, utilizando su terminología, la dialéctica negativa. “Nada de poesía después de Auschwitz”. En la primera visita que realizó Hannah Arendt a Alemania tras la Segunda Guerra Mundial, expresó también su asombro ante la actitud de la población. Los alemanes parecían colmados de autocompasión, preocupados por su destino más inmediato, lo que impedía que se enfrentasen a su responsabilidad por lo sucedido. Para el alemán corriente, señaló Arendt, la guerra no era una consecuencia del nazismo, sino una expresión de la naturaleza humana, y los juicios de Núremberg ayudaron a esa perspectiva victimista; ocho millones de alemanes se habían afiliado al Partido Nacionalsocialista y ante tales cifras los aliados se vieron obligados a renunciar al concepto de “responsabilidad colectiva”. Los juicios se hicieron contra los jerarcas nazis, para condenar a “aquellos principalmente responsables”, abriendo las puertas a la exculpación masiva y permitiendo a la mayoría de alemanes percibirse como “víctimas de Hitler”.
Referencia:XX un siglo tempestuoso (Álvaro Lozano Cutanda)

No hay comentarios:
Publicar un comentario