Escribe Vintila en Dios ha nacido en el exilio: “El miedo nos hace hablar idiomas diferentes. Y la vida se convierte en una guerra sin fin; ella misma, la vida, es la guerra y cada día lo es más. Se fabrican armas en lugar de inventar palabras de paz. Usted que trabaja con palabras, como yo trabajo la tierra, ¿por que no inventa la palabra de la paz?”
“La palabra de la paz. La buscaremos aun durante mucho tiempo porque nadie puede inventarla. Los hombres la encontrarán algún día inesperadamente, como una flor extraña al borde del camino. Pero todavía no están maduros los tiempos para esa alegría. Nacerán y morirán millares de poetas sobre la tierra, glorificados en medio de sus lenguas ininteligibles las unas para las otras. Y aunque hoy mismo encontrásemos esa palabra de la paz, tendrían que pasar siglos para que se convirtiese en un bien común a todos los hombres, para que fuese inteligible para todos. Pues su sentido no se puede captar fácilmente, sobre todo cuando las armas que manejamos reflejan en el fondo de nuestros corazones sus penetrantes llamadas. ¿Acaso no es tarea del poeta explicar el verdadero sentido de esa palabra?”

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