Tenemos una solidaridad virtual pero carecemos de solidaridad real
Las redes sociales nos hacen sentir apego y desapego de las personas y los lugares de formas bastante extrañas. Parece que tenemos una solidaridad virtual con las víctimas de un terremoto o de un huracán en otro lugar del mundo, lo que no es malo de por sí, pero carecemos de solidaridad real con la gente que vive en nuestra propia calle. Es mucho más fácil publicar algo en Instagram o Facebook acerca de las inundaciones de América del Sur que ayudar a un vecino anciano con problemas de movilidad que se siente atrapado en su casa.
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