
La naturaleza está regida por sus leyes. Las leyes de la naturaleza no las han hecho los humanos, luego estos no pueden deshacerlas. Siguiendo el consejo de Bacon, los humanos podrían a lo sumo aprender dichas leyes, con el fin de usarlas para provecho humano. Un aspecto del mundo que la mentalidad moderna estimaba particularmente repugnante, inaceptable e insoportable era, sin embargo, el estado de la humanidad; y la humanidad era una parte del mundo que se las arreglaba para ignorar, para su propio peligro, las leyes de la naturaleza, y para reemplazarlas por leyes de factura humana. Guiada por leyes artificiales, la humanidad caminaba penosamente zarandeada, ajada, herida y afligida por las fuerzas de la sinrazón, el prejuicio y la superstición. Comparada con la parte inhumana del universo que no conoce el “error”, el pasado humano no podía sino aparecer como un criadero de estupidez y mala voluntad, y como una larga secuencia de errores garrafales y crímenes, escribe el filósofo Zygmunt Bauman.Es la ley la que da origen a la anarquía al dibujar la línea que divide el interior del exterior. La anarquía no es una mera ausencia de ley; la anarquía surge con la supresión, la suspensión y el rechazo de la ley.
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