jueves, 30 de octubre de 2025

Guiada por leyes artificiales, la humanidad caminaba por las fuerzas de la sinrazón, el prejuicio y la superstición


La naturaleza está regida por sus leyes. Las leyes de la naturaleza no las han hecho los humanos, luego estos no pueden deshacerlas. Siguiendo el consejo de Bacon, los humanos podrían a lo sumo aprender dichas leyes, con el fin de usarlas para provecho humano. Un aspecto del mundo que la mentalidad moderna estimaba particularmente repugnante, inaceptable e insoportable era, sin embargo, el estado de la humanidad; y la humanidad era una parte del mundo que se las arreglaba para ignorar, para su propio peligro, las leyes de la naturaleza, y para reemplazarlas por leyes de factura humana. Guiada por leyes artificiales, la humanidad caminaba penosamente zarandeada, ajada, herida y afligida por las fuerzas de la sinrazón, el prejuicio y la superstición. Comparada con la parte inhumana del universo que no conoce el “error”, el pasado humano no podía sino aparecer como un criadero de estupidez y mala voluntad, y como una larga secuencia de errores garrafales y crímenes, escribe el filósofo Zygmunt Bauman.
Es la ley la que da origen a la anarquía al dibujar la línea que divide el interior del exterior. La anarquía no es una mera ausencia de ley; la anarquía surge con la supresión, la suspensión y el rechazo de la ley.

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