jueves, 30 de octubre de 2025

La belleza exterior que no bebe de una fuente interior se marchita


“La belleza exterior que no bebe de una fuente interior es fría, se marchita. De algún modo, nos atrae en un primer momento, pero no nos acoge, acabamos por abandonarla porque no nos es suficiente, no nos sacia. Si no hay raíz interior de bondad, se muere. Sigue siendo armónicamente hermosa pero no nos seduce, no nos transmite vida. Una belleza interior siempre se manifiesta en el exterior, aunque sea toscamente. Puede que sea menos placentera a priori, pero mucho más acogedora. Estas bellezas rústicas nos resultan chocantes al principio, sin embargo, sobreviven en el tiempo y nos conquistan con más fuerza que aquellas beldades meramente aparentes. La belleza que nutre interior y exterior es la que nos conquista y nos gusta toda la vida porque está libre de la esclavitud del tiempo”, declara Estrella Fernández-Martos.

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