domingo, 5 de octubre de 2025

Nadie debe hacer nada de lo que no pueda responder

Lo que habría que enseñar a tiempo es que nadie debe hacer nada de lo que no pueda responder, con todas las consecuencias. Y también, que el sexo está naturalmente vinculado a la procreación. Por eso, no se debe tener sexo con cualquiera, ni en cualquier momento. Separar las relaciones sexuales de la posibilidad de concebir una nueva vida es dar el primer paso hacia la promiscuidad, y es también poner puertas al campo porque los preservativos pueden romperse… Al parecer, así sucede con cierta frecuencia, siendo además un margen de error tan importante como para constituir un relevante volumen de negocio en los laboratorios que fabrican la píldora del día después…..Lo que habría que aprender es que el sexo debe estar reservado para quien más importa y en la intimidad, abierto a todas sus consecuencias naturales. Pero algo así sólo es posible tomándoselo muy en serio. Y ello comporta respetar mucho a los demás, sin poner a nadie en el brete de tener que contener ningún impulso inducido irrefrenable, sin dar pie intencionadamente a nada desbordante, ni tampoco sentir vergüenza por tener que controlar las propias inclinaciones, racionalizando la situación y midiendo los propios instintos, sin perder la libertad… Pero, sobre todo, pensando siempre en el otro y en todos los demás, incluido quien pudiera llegar a ser uno más.
Permitir que las relaciones humanas más íntimas se banalicen y se vuelvan vanas es autodestructivo, individual y colectivamente.La Organización Mundial de la Salud promovía un falso concepto de salud sexual, consistente en el “bienestar personal”, y eso no puede ser así, sin más. Porque el bienestar nunca puede ser a costa de los demás, escribe Isabel María de los Mozos y Touya.


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