En póker hay un proverbio que dice que “si tras las dos primeras manos aún no has detectado al pardillo en la mesa, el pardillo eres tú”. La cuestión es que, cuando se trata de inversión, economía doméstica y dinero en general, este también es un juego de pardillos. En muchos contextos económicos, unos pocos ganan porque muchos pierden. Esos pardillos, sobre todo, se seleccionan de una manera, mediante inversiones y oportunidades infalibles. Son esas en las que muchos se meten ansiando riquezas y se quedan sujetando la bolsa vacía en la que los listos han metido la mano, sacado el dinero y corrido en dirección contraria. La premisa básica es recordar que, cuando algo parece demasiado bueno para ser verdad, no es verdad.
Los que ganan lo hacen a largo plazo, con sistemas basados en probabilidades, sin emociones, ni FOMOs (Fear Of Missing Out) como guía para hacer las cosas. Los campeones actúan y deciden de modo lógico, frío y aburrido.
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