Nuestra propia experiencia subjetiva del pasado es completamente distinta de la del futuro. Recordamos el pasado y no recordamos el futuro. Nuestra conciencia de lo que puede ocurrir es de índole distinta de nuestra conciencia de lo que probablemente haya ocurrido. Desde un punto de vista psicológico, el pasado y el futuro son completamente distintos, con conceptos tales como memoria y aparente libre albedrío, en el sentido de que creemos poder hacer algo para influir sobre los acontecimientos futuros, mientras que nadie, o casi nadie, cree que pueda hacerse algo que afecte al pasado. Remordimiento y esperanza son palabras que distinguen perfectamente el pasado del futuro, escribe Richard Feynman, premio Nobel de Física.
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