viernes, 15 de marzo de 2024

La moralidad era lo que Lenin, luego Stalin y así hasta Gorbachov, decidieran en el Kremlin

Escribe el periodista español Federico Jiménez Losantos en su libro Memoria del comunismo que “la moralidad era lo que Lenin, luego Stalin y así hasta Gorbachov, decidieran en el Kremlin. Por eso, la rebelión de los obreros de Kronstadt en favor del poder de los soviets, ensalzada por Lenin y Trotski, fue tres años después masacrada por Trotski y Lenin, por el delito de pedir lo mismo a quienes ya solo debían obediencia”…….. “No importa que Lenin fuera un agente del Imperio Alemán, matara de hambre a los suyos y exterminara a todos los partidos políticos, sindicatos, intelectuales, obreros y campesinos que no encajaban en sus planes tiránicos. No importa que Stalin siempre se entendiera con Hitler, desde mucho antes del pacto germano-soviético por el que se repartieron Polonia, ni que unos y otros se entregasen a sus respectivos agentes o disidentes para exterminarlos.No importa ni importó nunca la verdad sobre la naturaleza genocida del comunismo en Rusia. Ese es el genio de Münzenberg, haber creado la mentira más duradera de la historia, basándose siempre en lo mismo, la denigración del adversario, la justificación de su exterminio e incluso la justificación del error al hacerlo. ¿Y cómo? Consiguiendo que los que mentían se sintieran en el lado del Bien, moralmente superiores a los que dudaban, cuya duda los situaba automáticamente del lado del Mal.”



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