Robert Spaemann escribe que la responsabilidad por la omisión de una acción que no nos es lícito realizar nos afecta lo mismo que la responsabilidad por aquello que no podemos realizar físicamente. Un buen hombre sería aquel cuya conciencia de que “no me es lícito hacer esto” se cambia en “no puedo (físicamente) hacerlo”. El antiguo legislador romano formuló esta misma idea con la lucidez que le caracteriza: “lo que va contra la piedad, contra el respeto debido al hombre, dicho brevemente, contra las buenas costumbres, debe ser considerado como imposible”.
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