domingo, 10 de marzo de 2024

Dos grandes escritores españoles fueron mancos por culpa de un combate

Valle-Inclán 1922, Juan de Echevarría. The Granger, New York

Por una de esas coincidencias que sin duda existen pero en las que sólo creemos a medias, dos de los más grandes escritores españoles de todos los tiempos fueron mancos por culpa de un combate. Miguel de Cervantes quedó lisiado de la mano zurda en la batalla naval de Lepanto, “la más alta ocasión que vieron los siglos” según su propio decir, y Ramón del Valle-Inclán perdió el brazo izquierdo en una riña de café, aunque luego ennobleciese este accidente con mil divertidas glosas legendarias. Más allá de esta fortuita pero no insignificante circunstancia y de compartir un inmenso aunque muy diferente talento literario, las vidas de Cervantes y de Valle-Inclán son opuestas en casi todo lo demás. La del primero estuvo llena de aventuras (exóticas las unas, sórdidas otras) muy reales; la del segundo, de peripecias soñadas o al menos agigantadas por la imaginación que acompañaron un devenir vital más bien rutinario. Ambos fueron casi siempre pobres, Cervantes muy contra su voluntad y a pesar de intentar todo tipo de expedientes para escapar de las privaciones, Valle-Inclán orgullosamente y rechazando cualquier forma de soborno o patronazgo que pudiese minar su fiera independencia; en general, de la vida de Cervantes sabemos poco y el personaje se nos desdibuja por falta de información, mientras que una frondosa y sobreabundante maleza de anécdotas nos escamotea al auténtico Valle-Inclán.

Referencia:Aquí viven leones (Fernando Savater;Sara Torres)


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