lunes, 4 de marzo de 2024

La enseña con las cuatro barras rojas sobre fondo amarillo

En la Edad Media no hay banderas nacionales. La enseña con las cuatro barras rojas sobre fondo amarillo (o cuatro palos de gules sobre campo de oro en su denominación heráldica), que hoy, con variantes, identifica a las Comunidades Autónomas de Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares, no fue la bandera de ningún reino, sino el estandarte del rey de Aragón.La primera cita documental escrita sobre su uso data de 1187. Ese año, tras ayudar a Alfonso VIII de Castilla en el asedio de Cuenca, el rey Alfonso II de Aragón adopta las barras en su escudo de armas. Zurita dice que el rey “mudó las armas y señales de Aragón y prendió bastones”. El rey habla de vexilium nostro; es decir, que se trata de armas heráldicas de su linaje, y no de territorio alguno. Y aparecen claramente definidos en los sellos del propio Alfonso II y de su hijo Pedro II. En la Crónica de San Juan de la Peña, escrita en la segunda mitad del siglo XIV, se lee: “Al fin, estando el rey de Castilla en gran peligro, pues los moros le tenían Cuenca cercada, le envió a rogar al rey don Alfonso de Aragón y que le fuese a romper el cerco de aquella ciudad, le liberó del homenaje y de los lugares que por ello tenía, y como buen caballero ayudó a librar el asedio, de donde partió con gran honor y victoria y cambió las armas y señales del rey de Aragón y tomó los bastones”.En un sello de 1186 ya aparece el rey Alfonso II de Aragón portando una banderola triangular en la que se atisban unas franjas; se ha considerado la primera representación gráfica de la bandera real. En el reinado de Jaime I las bandas rojas sobre fondo amarillo ya ondean como bandera del rey, y desde 1230 al menos se consideran colores exclusivos del monarca y de sus herederos: es la senyal real, como la nombra el propio Jaime el Conquistador en su crónica.

Alfonso II de Aragón

El cronista Bemat Desclot cuenta que en 1285 las naves y galeras que participan en la conquista de Sicilia llevan la senyal del rey de Aragón, y que hasta los peces lucen en su lomo los colores de Aragón. En la batalla, el grito de guerra es siempre “¡Aragón, Aragón!”, y Jaime I, en su crónica, afirma que grita “¡Aragón, Aragón!” cuando en 1225 persigue por los campos de Burbáguena, a orillas del río Jiloca, a don Pedro de Ahonés. Los colores de Aragón, sí, pero Aragón en cuanto nombre de la casa real, en cuanto a linaje, no en cuanto a reino. De ahí que a estas armas heráldicas se las llame siempre armas reales y nunca armas condales.Esos colores y esos emblemas no están ligados a ningún territorio concreto, como señala Alberto Montaner Frutos, sino a una familia, los Aragón, como ya comentan Ramón Muntaner en el siglo XIII (La alta casa de Aragón), Pedro IV en el XIV (Nuestra casa de Aragón), o el historiador catalán Joan Montsó en el siglo XV (La casa de Aragón).
Referencia: La Corona de Aragón de José Luis Corral

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