El 70% de los que se mueren en Barcelona no se llevan a la tumba ni un responso, ni una oración, ni tan siquiera un consuelo religioso, porque, o bien ellos, o bien sus familiares, prefieren pasar a la otra vida envolviendo su ataúd con un funeral civil. Este es el dato que ha proporcionado esta semana el Observatorio de los Servicios Funerarios.
Muchas compañías de seguros de decesos y de empresas funerarias publican en sus páginas guías para proceder a los funerales civiles. Parecen copiadas unas de otras. Tal uniformidad se presenta como una explosión de libertad, frente a la rigidez de la ceremonia religiosa, como ellos dicen.Dice literalmente el comienzo de una de estas guías: “Para empezar, es importante destacar que los funerales civiles no tienen una estructura tan rígida como los religiosos, por lo que las familias tienen más libertad para elegir cómo será”. De entrada, será diferente, según donde se celebre, porque como indican las guías, puede tener lugar en sitios como el jardín de la casa, si es que el finado era rico y vivía en un chalet con parcela, o también se puede celebrar en las salas aconfesionales de los tanatorios, habilitadas para tal evento, con un estrado donde se encarama el director de la ceremonia civil, los familiares y los amigos del difunto que quieran echar su cuarto a espadas en tan peculiar evento. Dice una de estas guías que los funerales civiles pueden ser temáticos o festivos, y tal cual los describen así: “Temático: De acuerdo con la vida, pasiones y profesión de la persona ausente, puedes organizar una ceremonia temática. Por ejemplo, si el fallecido era artista, puedes preparar una exposición de sus obras más significativas, compartir sensaciones y vivencias, así como expresar emociones. Si por el contrario, la persona era un gran viajero, puedes mostrar imágenes y vídeos de sus destinos preferidos, contar anécdotas de sus viajes, etc.Festivo: Este tipo de ceremonias suelen responder a una voluntad expresada por el desaparecido. En este caso, ha podido transmitir que convirtiesen su entierro en algo festivo donde se bailase, comiese y, en definitiva, se celebrase la vida o los momentos compartidos con el fallecido”.
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