El nazismo evolucionó hasta convertirse en un credo religioso

El nazismo comenzó siendo un credo político, pero rápidamente evolucionó hasta convertirse en un credo religioso, en una religión nacional alemana con sus propios dogmas, ritos y ceremonias que, en cierto modo, aspiraba a sustituir a la cristiana. Los dos dogmas principales del nazismo eran la superioridad de la raza aria, alemana y nórdica, y su derecho a esclavizar o a exterminar a las razas inferiores usurpadoras del “espacio vital” al que la raza superior tenía derecho. A la raza aria no le bastaba con estar constituida por individuos altos y apuestos, rubios, de ojos azules, nobles, inteligentes y sanos. Además era la única creadora de cultura, la única verdaderamente humana, el pueblo de los señores (Herrenwolk), destinado a dominar a las razas inferiores (en realidad especies distintas, infrahumanas: Untermenschen) y a neutralizar a una raza particularmente ponzoñosa, la judía. El joven Hitler pudo contaminarse de ariosofía, una doctrina popular en ciertas esferas de la Viena de su juventud que pretendía rescatar la religión ancestral de los antiguos germanos arrinconada por el Dios judío de la Biblia. La ariosofía atrajo a algunos románticos adictos al excursionismo y añorantes de las sociedades ancestrales que en 1911 fundaron una hermandad, la Hoher Armanen Orden (HAO), en la que se ingresaba mediante certificado de pureza de sangre. Esta sociedad inspiró, a su vez, al grupo Thule, otra agrupación de tenderos y funcionarios subalternos aficionados al ocultismo y a la fantasía. En su impreso de ingreso leemos que “el abajo firmante jura que, hasta donde su conocimiento abarca, ninguna sangre judía fluye por sus venas ni por las de su mujer, y que entre sus antepasados no hay miembros de razas inferiores”.
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