martes, 23 de diciembre de 2025

Cada vez que le decimos al niño cualquier frase que empiece por “eres”, el cerebro del niño guarda esos datos

Cuando al niño lo castigamos por desobedecer o le decimos que es un desobediente, su cerebro utiliza esa información para formar un autoconcepto. Cada vez que le decimos al niño cualquier frase que empiece por “eres”, el cerebro del niño guarda esos datos en una estructura llamada hipocampo que está encargada de almacenar todos los conocimientos sobre el mundo y sobre sí mismo, que van a permitirle tomar decisiones en la vida. Así, si el niño sabe que un perro contento mueve la colita, decidirá tocar a un perro que la mueve. Si sabe que en verano se toman helados, pedirá un helado a su mamá en un día de calor para disfrutar de su frescor. De la misma manera, si el niño se reconoce valiente u obediente actuará en consecuencia, mientras que si los mensajes de sus padres o maestros han fijado en su memoria que es un niño desobediente, también actuará en consecuencia. El niño que se sabe desobediente, caprichoso, egoísta o vago no tendrá más remedio que actuar en la vida en relación con lo que sabe de sí mismo. En este sentido, hay pocas cosas que puedan hacer tanto daño al autoconcepto y a las posibilidades de un niño como todos aquellos mensajes negativos acerca de sí mismo que quedan grabados en su memoria.
Referencia: El cerebro del niño explicado a los padres (Álvaro Bilbao)

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