El filósofo Jaime Balmes escribe que “cuando la naturaleza habla en el fondo de nuestra alma con voz tan clara y tono tan decisivo, es necedad el no escucharla. Solo algunos hombres apellidados filósofos se obstinan a veces en este empeño; no recordando que no hay filosofía que excuse la falta de sentido común, y que mal llegará a ser sabio quien comienza por ser insensato”.
Es tan singular el hombre que “cuando su corazón necesita una doctrina, el entendimiento la inventa y se la presta; siendo raro encontrar a nadie que siga el impulso de sus pasiones sin que al mismo tiempo tenga a mano algunas razones más o menos plausibles para excusar su conducta”.

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