—Hoy he venido a hablaros acerca de esta hoguera —empezó de nuevo Plotino—. Y quiero que la miréis, que os fijéis en ella, pues representa al Uno. ¿Qué hay a su alrededor? Vuestros rostros, vuestros cuerpos iluminados, vuestras vestiduras. Ahora bien, lejos de ella, en los extremos, ¿qué hay?… La oscuridad. La noche está iluminada ahora en un gran radio alrededor de esta hoguera, pero a medida que te alejas crece la oscuridad. Si te alejas más, tan solo verás un puntito en la noche. Y si continúas alejándote de la hoguera, la luz ya no te llegaría…
—Pues hay una luz que llega a todo lo que existe, aunque a algunos sitios tenuemente —dijo Plotino con suavidad—. Es la luz del Uno. En todo lo que existe hay algo de su misterio divino. Pero lo que más cerca está de él son las ideas eternas, ante todo, el alma del hombre, que es como una chispa de esa luz; como una chispa de esta hoguera que ahora nos ilumina y que hace que veamos las caras, o como un rayo del gran faro de Alejandría, capaz de conducir a las embarcaciones. Lo que arde es Dios, y la oscuridad exterior a él, lejana y fría, es la materia que nos envuelve y oprime……..No hay escultura alguna, ni pintura, que pueda representar al Uno; ni fórmula religiosa o mágica que pueda atraer a la divinidad. Es solo el hombre el que puede acercarse a ella, a través de lo divino que hay en él.
—Pues hay una luz que llega a todo lo que existe, aunque a algunos sitios tenuemente —dijo Plotino con suavidad—. Es la luz del Uno. En todo lo que existe hay algo de su misterio divino. Pero lo que más cerca está de él son las ideas eternas, ante todo, el alma del hombre, que es como una chispa de esa luz; como una chispa de esta hoguera que ahora nos ilumina y que hace que veamos las caras, o como un rayo del gran faro de Alejandría, capaz de conducir a las embarcaciones. Lo que arde es Dios, y la oscuridad exterior a él, lejana y fría, es la materia que nos envuelve y oprime……..No hay escultura alguna, ni pintura, que pueda representar al Uno; ni fórmula religiosa o mágica que pueda atraer a la divinidad. Es solo el hombre el que puede acercarse a ella, a través de lo divino que hay en él.

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