viernes, 5 de diciembre de 2025

La pequeña diferencia que había entre el embrión y mis hijas.


Decían que había que investigar con embriones humanos para hacer milagros médicos. Era inmoral, pero cualquiera que plantease objeciones era sometido a escarnio público. Cuando en 2001 George W. Bush prohibió la financiación pública de dichos experimentos, se convirtió en un motivo de ataque político, cuyo gran alcance él mismo detalla en sus memorias. Hoy sabemos que toda aquella destrucción de embriones no sirvió de nada para la ciencia, no dio frutos.
Los resultados han sido decepcionantes en comparación con las expectativas prometidas, hasta el punto de que hoy en día la mayoría de las becas de investigación concedidas por la Agencia de Células Madre de California se destinan a la investigación con células madre no embrionarias, mientras continúan los avances médicos derivados del uso de células madre adultas. También contribuyó el descubrimiento en 2007 de las células madre pluripotentes inducidas, que solo cinco años después le valió el Premio Nobel al científico japonés Shinya Yamanaka. Había encontrado la forma de obtener células pluripotentes de tipo embrionario a partir de células somáticas normales, como las de la piel. Su descubrimiento representó un importante paradigma de cómo la ciencia puede proceder éticamente, ya que fue él quien decidió no trabajar con hESC, con la intención de evitar experimentos letales con embriones humanos. Esta decisión, que le valió el reconocimiento público, maduró a partir de su observación de un embrión humano al microscopio años antes, en la que tuvo la intuición de reconocer la dignidad del ser humano. "De repente me di cuenta de la pequeña diferencia que había entre esto (el embrión) y mis hijas... Pensé que no podemos seguir destruyendo embriones para nuestra investigación. Tiene que haber otra manera".  Decidido a no transigir, utilizó ratones en su trabajo de investigación sobre reprogramación celular. Su éxito, unido al hecho de que la investigación médica con células madre adultas y pluripotentes inducidas avanza, a diferencia de lo que sucede con la investigación con células madre embrionarias, ha demostrado que la ciencia y la ética, trabajando juntas, pueden lograr resultados más allá de lo imaginable.


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