miércoles, 3 de diciembre de 2025

La represión es cada vez mayor en Nicaragua


La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que condenó la muerte de Carlos Cárdenas, asesor jurídico de la Conferencia Episcopal Nicaragüense, detenido en julio y fallecido en prisión en agosto."La muerte de Cárdenas ha dejado demasiadas dudas",cuenta Martha Molina "estaba secuestrado por el régimen sandinista. A la familia ni siquiera se le permitió velarlo ni celebrar un funeral. Todo sucedió muy deprisa, sin una investigación médica independiente, el instituto legal está totalmente sometido a la dictadura sandinista. Es la séptima persona asesinada por la dictadura bajo el régimen de vigilancia penitenciaria y es muy triste lo que le está pasando a la gente de la Iglesia". 


En su trabajo de documentación, nos cuenta Molina, "recibo a diario denuncias sobre la represión que están sufriendo los sacerdotes, obispos, diáconos, religiosas, clérigos y laicos. Pero, lamentablemente, la gente no denuncia públicamente porque tiene miedo, la represión es cada vez mayor en Nicaragua y las personas pueden ser encarceladas, exiliadas o incluso asesinadas". "El régimen quiere aniquilar la fe católica", explica la abogada a Tempi, "imponiendo homilías de un máximo de cinco minutos, prohibiendo rezar por los obispos en el exilio y castigando a los fieles que piden libertad durante la misa”.  El control, denuncia Molina, es capilar: "Solo los paramilitares encargados de la vigilancia eclesiástica son más de 80.000. En un país de 7 millones de habitantes, más del 1 % de la población está involucrada en la persecución religiosa". A pesar de ello, la Iglesia nicaragüense sigue resistiendo. "Las familias católicas mantienen viva la llama de la fe", cuenta, "incluso en las casas vigiladas. Los sacerdotes en el exilio celebran en silencio, en casas particulares o capillas improvisadas, pero no dejan de servir al pueblo de Dios".

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