Cuando Octavio Paz llega a España en 1937, en plena guerra civil, su identificación con la izquierda comunista es total. Pero poco a poco el comunismo le fue desilusionando. Posteriormente, en las revistas Plural y Vuelta denunció las violaciones a los derechos humanos de los regímenes comunistas. Esto le causó mucha animosidad por parte de la izquierda latinoamericana. En el prólogo que escribe al tomo IX de sus obras completas, publicado en 1993, Paz confiesa que al abandonar el partido comunista empezó a ser visto con sospecha.“La desconfianza empezó a transformarse en enemistades más y más abiertas e intensas. Pero en aquellos días (década de 1950) yo no me imaginaba que los vituperios iban a acompañarme años y años, hasta ahora”. En realidad, la animadversión de algunos escritores encuadrados en la izquierda se mantuvo hasta su muerte en 1998, y aún después de muerto.

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