jueves, 25 de diciembre de 2025

La buena compañía


Escribe Ignacio Agustí en Guerra Civil que “si todos los seres humanos que habitaban España en aquellos momentos, y todos los chinos y los quirguises y los armenios y los anglosajones y los judíos que habían llegado al otro lado, atropelladamente, como se entra en el comedor de un internado al sonar el gong, hubiesen tenido algo que amar, si hubiesen obtenido la satisfacción de esa necesidad perentoria de compañía en que se hallaban sin saberlo, ¿hubiera venido la guerra? Si cada uno de ellos hubiese sido saciado con el caudal de afecto y de íntima fortaleza que solo da lo que llamaba Ortega “la buena compañía”, ¿hubieran pensado en la guerra? Pero el mundo andaba atropellado por el conjunto de ambiciones al margen del amor. Recordaba unos versos, no sabía de quién. Amor, amor, amor, de seis a siete… Amor con reloj, sacrificando la vida en una ristra de ambiciones menores, pero feroces: las finanzas, la hegemonía, la influencia, el poder… Eso era la guerra.”


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