La Sagrada Escritura condena la fornicación, enaltece el amor matrimonial, pero no insiste en el tema más de lo conveniente. De hecho, la Biblia está más preocupada en evitar todo tipo de idolatría o en ayudar al prójimo que en demonizar los pecados sexuales. Si uno lee los cuatro Evangelios enteros, se da cuenta de que el mensaje de Jesus es un elogio de la pureza, de la castidad, del amor y la fidelidad matrimonial.
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