Oscar Wilde |
La gente dice, hablando con descuido, “un mentiroso nato”, como dice “un poeta nato”. En ambas cosas se equivoca. La mentira y la poesía son artes; artes que, como supo ver Platón, no carecen de parentesco, y que requieren el estudio más atento, la entrega más desinteresada. De hecho tienen su técnica, lo mismo que las artes más materiales de la pintura y la escultura tienen sus secretos sutiles de forma y color, sus misterios del oficio, sus métodos artísticos deliberados. Así como se descubre al poeta por su fina música, así se conoce al mentiroso por su elocución rica y ritmada, y ni en un caso ni en otro basta la inspiración fortuita del momento. En esto como en todo, no se llega a la perfección sin la práctica, escribe Oscar Wilde en La decadencia de la mentira.
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